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NATAS - ASYLUM ZUE
27/05/2006 - La Mula Plateada. Mar Del Plata
Por: Marina Fages - marina@recis.com.ar
Hay ocasiones que las cosas que hacemos dejan de perder sentido, que bueno es encontrar los motivos que en algún momento provocaron la energía para hacer.
Hace un año que no escribo para Recis, y casi tantos meses que no laburé en absoluto para el sitio. Hoy vuelvo a hacerlo, no de desde la inercia, si no desde la idea que motivó el nacimiento y la existencia de este proyecto: contar una buena experiencia, animar a que más gente preste atención a lo que hace alguna banda que anda por ahí tocando. Y ya, no voy a hablar más de esto.
Mar del Plata helada, noche de sábado. Los amigos de Asylum Zue tocaban esa noche con Natas, y no había otra opción mas que ir, este tipo de eventos allá son fija.
Escuché a la banda dos veces con anterioridad, y es notable la evolución. Muy influenciados por el rock lisérgico – psicodélico de los 70s, Who, Blacksabath, Led Zeppelin, Small Faces.
Julio maneja la guitarra de manera genital, hace ademanes y seduce, no en vano es el “falo” Tamnone. Desmiembra concepto a partir de solos que si bien están estructurados a veces fallan en ejecución técnica, pero la intención está a la vista, desde la banda entera. Nicolás Santiñaque, el Lover, con total frenetismo logra robar momentos de extrema lucidez en baja frecuencia, aportando una presencia ideal para el trío, completa el sonido lírico. Al batero lo he visto mucho mas sacado, esta vez se lo notó mas medido, más pendiente de la coordinación (salvo en algunos temas, que se liberó y a mi entender, pudo meterle mucha mas onda). La lista de temas se compuso de Sirena, Al menos hoy, Viejo Zorro, Magicmastermar, Asylum Zue, Beso Negro y Transito. El hit (Al menos Hoy) no me gusta, no me cierra. Pero Asylum improvisando se perfila como una muy buena banda a la que habrá que seguir y escuchar.
Natas. Muchas veces me hablaron, no había tenido el gusto hasta esa noche. Y que decir, completa razón a los hermanos Stefanelli: Natas la rompe.
Atu, mi amigo marplatense tiró la data: nos quedamos desde el comienzo sentados al lado del escenario. A partir de ahí fuimos niños bajo el cuidado meticuloso del violero, que en plena humareda nos guió por los crueles ritmos del repertorio. La guitarra de Sergio fue hipnosis sonora, hasta que giré la cabeza: es Walter mirando directamente a los ojos de dios, lo desafía desde el hierro zulfurante de su batería. El bajista permanece medio en las sombras, aportando lo justo, mirándolos cada tanto.
Los temas no los conozco, no se que fue lo que tocaron. Según me dijeron, hubo muchos de su último disco, El hombre Montaña, editado en este año.
Locura y desenfreno, Natas es sexo en plena cabalgata a través de paisajes desolados y ciudad de prostitutas, fuego heroico, inevitable, pero contaminado de descaro mental. Llegó un momento de tal perversión melódica que tuve que levantarme del suelo, la cadencia obligaba a mover el ánima, sentir la violencia y el orden métrico que chocaba en cada parte del cuerpo. La banda nos sumergió en plena densidad, de la que ni siquiera salimos cuando el viento helado de la costa nos pegó en la cara. Menudo viaje.
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