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LATE BS.AS #3
10/10/2006 - La Trastienda

Por: Julieta Berardo - julieta@recis.com.ar

Un martes húmedo y lluvioso en época de parciales no prometía. Pero promediando las ocho los jóvenes ya se empezaban a agrupar en la puerta del ya legendario club de San Telmo. A partir de los nuevos anuncios, no estaba permitido fumar adentro del lugar ni el ingreso de menores después de las doce. Esto último provocó algunas “discusiones gestuales” que luego serán detalladas.


Poco antes de las nueve MEZCLADITOS llenó el escenario de músicos e instrumentos. El nombre es conocido para cualquiera que deambule por las calles porteñas por afiches varios. La gente, algo tímida, permaneció sentada al principio. La banda está compuesta por una flautista (flauta traversa), dos percusionistas, un baterista, dos guitarristas y un bajista. La mayoría de ellos también cantaba y un par de veces alternaron algunos instrumentos que lindaban entre el cajón peruano, las congas, etc.


Ante su propuesta (mezcla de rock, murga, merengue, cumbia y folklore - sobre todo en las voces -) la gente se fue animando de a poco con palmas e incluso algunos bailando hacia el final. El invitado fue un percusionista y luego de esto empezaron las señas que mostraban un reloj de un supuesto organizador. Ante el anuncio de “quedan dos temas de tres minutos cada uno… seis minutos para bailar” más gente se animó a ponerse de pie y hacia el final el ambiente ya rozaba con un cumpleaños de quince. Tampoco faltaron las letras comprometidas socialmente que fueron una constante durante toda la noche. Fue todo un “viaje” por América Latina en toda su extensión.


Entre recital y recital, como ya se hizo costumbre en los Late Bs. As., en la pantalla era anunciada la próxima (cuarta) edición por los mismos músicos que la compondrían. Esta vez lo hicieron Sergio Rotman (de Cienfuegos) y los músicos de Había una vez. Larga vida a este festival independiente.


Faltando quince minutos para las diez, SEMILLA empezó su set. Contrastando con la banda anterior, sobre todo en los primeros temas, se apreciaba una mayor potencia generada sobre todo por las guitarras eléctricas y la batería. Pero el espíritu folklórico se mezclaba con esto de una manera extraña y atrayente al mismo tiempo. Otro agregado fueron los teclados que le daban un toque de distinción aportado por Leandro Bulacio, tecladista de Vicentico. Se repetía que haya una integrante femenina, quien aportaba el modo de cantar del folklore y las guitarras de algunos temas. Se intercalaba este ritmo con chacareras, zambas, reversiones de coplas del noroeste argentino y hasta se dieron el lujo de hacer de “Paint it black” un “gatito rollinga”, ¡traducido al español!


Entre palmas, ritmos autóctonos, músicos lookeados como jóvenes que eran y guitarras potentes, la mezcla resultaba original e interesante. En los últimos temas el tecladista rotó al bajo. La gente disfrutó atenta ovacionando, pero seguía en el suelo a pesar de los vanos pedidos de que se parasen. Con las señas de que les quedaba poco tiempo de vida escénica hicieron una vidalita llamada “Vuelve” de Fernando Barrientos y Tilin Orozco.
Si querés ver a la banda en vivo, anunciaron que tocarán el 20 de octubre en el auditorio Gandhi junto a Laura Ros.


Los bostezos a esta altura eran contagiados de uno a otro, pero al abrirse el telón todo el cansancio de un martes a las once de la noche fue dejado de lado y ahora sí el público se paró en su totalidad. Definitivamente, lo que la mayoría había ido a ver era a ARBOLITO. Varias alternancias entre instrumentos que rondaban entre el charanguito, el siku, flautas de caña, instrumentos de percusión, violín, etc. hacían que el pogo se transformase en un baile, que denominaría colectivo. Los ritmos mencionados de las bandas anteriores (influencia que obtuvieron los músicos en este caso vía Escuela de Música Popular de Avellaneda) se mantuvieron, sumándole más contenido social y contestatario en las letras. Se destacó la versión de “Zamba de Lozano” del Cuchi Legizamón, “Caminando” y un tema dedicado a la patagonia “que se la quieren llevar para Europa y para el Norte, igual que hace quinientos años”.


El punto cumbre en cuanto a emociones fue el relato de “Arbolito, el vindicador” que fue grabado y musicalizado por la banda en 1998 (de ahí viene su nombre) sobre un texto de Osvaldo Bayer. El escrito relata allí un hecho de 1826 ocurrido durante el gobierno de Rivadavia, quien contrató al oficial prusiano Rauch para “limpiar” la pampa que estaba poblada de ranqueles y mapuches. Acusándolos de anarquistas y de no tener el sentido de la propiedad se cometieron los más sangrientos acontecimientos. Ante esta injusticia un indio apodado Arbolito degolló al oficial. El nombre del coronel quedó grabado en calles e incluso un pueblo lleva su nombre; el de Arbolito quedó en el olvido. De ahí que la banda vea justo recordarlo, y encontró la original manera de llamarse igual y de recordarlo en sus grabaciones y sus recitales. Este tema fue dedicado a todos los que resisten de una u otra forma en la actualidad.


Fotos: Julieta Berardo.

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+ info de Arbolito: http://www.arbolitofolklore.com.ar/



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