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3° MUSIC IS MY GIRLFRIEND - #04 27/09/2007 - Unione e Benevolenza Por: Maria de la Paz Spera - paz@recis.com.ar
Noche final de la tercer edición del Music Is My Girlfriend, musicalizada y armonizada por DJ Yellow Kid (quien, según ciertos rumores cuentan, guarda estrechos lazos con Mamushka Dogs Records). Los mismos pasillos que ya albergaron tres ciclos completos le hicieron lugar a unos músicos más, unas guitarras más y, por que siempre hay un lugarcito libre, un par de tragos más que algún despistado había dejado sobre la mesa.
PRIETTO VIAJA AL COSMOS CON MARIANO inauguró este cierre con su metafísica y explosiva sucesión de sonidos, acordes, golpeteos, aleteos y otras variaciones musicales que sería redundante enumerar. Prietto desaforando sus pulmones delante del micrófono y Mariano atravesando sus palillos entre medio de parches de diverso diámetro: dos instantáneas que quedaron congeladas en medio de las canciones, haciendo presente un momento inmóvil en medio de una arrolladora masa de conjunciones melódicas que nunca parecen querer quedarse quietas.
Descanso de por medio, PRIETTO cedió el escenario a CALENDAR, agrupación nacional especializada en indie rock/folk. Compuesta por Lucas Bargen (voz y guitarra acústica), Santiago Moncalvo (guitarra eléctrica), JJ Santini (bajo), Jorge Gómez Copello (batería) y Matías Luzi (teclado), la banda tocó algunos temas de su reciente EP The Car, The House, The Tree, The Fall, dando a conocer a los presentes la fluidez rítmica de esta nueva agrupación que recién se estrenó como tal hace menos de un año.
Y como toda regla está hecha para romperse, la tranquilidad fue creada para deshacerse. El cálido indie de Calendar continuó por unas canciones más, y mientras una atmósfera de apacible relajación recorría los pasillos y escaleras de Unione e Benevolenza, AMOEBA se aprestaba para explotar decibeles. Rock rápido que danzaba sobre la frontera del punk, y una muchedumbre energizada que se congregaba frente al escenario, lanzándose unos sobre otros al compás de estribillos eléctricos. Imágenes de ciudades recortaban las siluetas de los músicos, haciendo sombras brillantes en medio de un interminable paisaje urbano. A su alrededor, ebullición contenida que oscilaba bajo las direcciones de un cantante atravesado por miles y miles de voltios. Y aún cuando los parlantes se apagaron y los instrumentos se soltaron de sus correas, muchos de los presentes siguieron moviéndose, con creciente lentitud, siguiendo el ritmo de esas canciones que la breve presentación de Amoeba no llegó a incluir.
Fotos: María de la Paz Spera
Mail del fotografo: paz@recis.com.ar
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